Es bien sabido por todos que bastantes gimnasios se llenan en octubre, porque mucha gente vuelve de vacaciones algo “pasadito o pasadita” de peso, y por cargo de conciencia debido a la inactividad física y los excesos. Esos mismos gimnasios, los puedes encontrar vacíos en noviembre.
En un periodo anual, puedes encontrar este mismo panorama con enero sin plazas por los propósitos de año nuevo, y el mes de febrero vacío, o mayo lleno porque se acerca el verano y llegan las prisas por tener un cuerpo esculpido, y el mes de julio vacío. Sin entrar a valorar las auténticas locuras en cuanto a alimentación se refiere.
¿Por qué ocurre esto?
Existe un pensamiento común en el que se considera que con realizar un mes de actividad física ya está todo ganado, pero lo único que conseguimos con esto es calmar nuestro cargo de conciencia.
No queremos exponer que sea malo realizar un mes de ejercicio, por supuesto es mejor un mes que ninguno, pero si es una crítica a lo que está pasando para cambiar de una vez por todas esta tasa de abandono tan alta.
Hay que conocer que, igual que Roma no se construyó en un día, un cuerpo tampoco lo hace en un mes.
Durante el primer mes hay multitud de cambios sobre todo a nivel interno, en el segundo mes hay una mejora considerable y un incremento de las capacidades físicas básicas (fuerza, resistencia, flexibilidad, velocidad) si se hacen las cosas bien, pero no es hasta el tercer mes en el que mayores cambios se empiezan a observar a nivel externo.
¿Y qué es lo que ocurre? Que hay un 70% de abandono antes del tercer mes.
El problema que tenemos hoy en día en los gimnasios son las tablas de ejercicios, largas y pesadas, no dudamos que hay un porcentaje de personas que disfruta haciéndolas, pero otro porcentaje aún más alto que le horroriza tener que ir a seguir un papel, por no hablar de que se forman colas de espera en las máquinas, y no es de extrañar cuando un 90% tiene la misma tabla de iniciación en la mano, al ser su primer mes.
Debes buscar actividades que de verdad te diviertan, de las que desconectes del resto de la rutina y que sean acorde a tus objetivos. No sería lógico querer bajar de peso y hacer sesiones de estiramientos solo porque te lo pasas muy bien.
Encuentra tu por qué antes de empezar a realizar actividad física para que siempre haya un motivo que te arrastre.
Si aún no lo has encontrado o no te gusta el ejercicio, hablamos de un caso entre muchos otros en los que te recomendamos la búsqueda de un profesional, él debe ser el encargado de trazar un camino para encontrar tus objetivos y que disfrutes yendo hacia ellos de una forma profesional, saludable, personalizada y sabiendo en todo momento que es lo mejor para ti.
Sobre todo si eres principiante, anota en un diario tus sensaciones y compara como te sentías el primer día que acudiste a realizar ejercicio (dolores musculares, dolores articulares, agujetas, sensación de malestar, ejercicios sencillos que parecen imposibles…), con lo que eres capaz de hacer pasado un tiempo, y la mejora en tu calidad de vida.
PROGRAMA DE ENTRENAMIENTO: CONCLUSION
Para que realizar una actividad física no sea algo pasajero y lo tomes como un hábito de vida, debes encontrar si fuese necesario en un inicio, un apoyo que te guíe y te motive, ya que el principio siempre es más duro y tener un grado de compromiso va a facilitar tu continuidad.
Busca actividades que te lleven a otro nivel mental y las disfrutes, es decir, que te supongan un reto y no una agonía realizarlas, y que consigan que tus sensaciones tras el ejercicio sean buenas. Esto aumentará tu grado de satisfacción con el ejercicio, algo muy positivo para continuar.
Recuerda tu por qué y ve a por ello, nadie va a luchar por lo que tú quieres.