Como bien sabemos, el agua es el componente principal de nuestro organismo y supone al menos el 70% de nuestro peso corporal.
Entre sus funciones están:
Cuando hacemos ejercicio, la temperatura corporal aumenta y nuestro cuerpo se adapta mediante la termorregulación eliminando líquidos para proteger nuestro organismo.
Todos los deportes o ejercicios conllevan una perdida de liquido corporal siempre y cuando la temperatura corporal aumente, por lo que tanto la intensidad como el volumen o duración de la practica influirán en una mayor o menor pérdida de agua corporal.
Un dato interesante, es que, en un mismo individuo, la perdida de agua corporal será antes o mayor cuanto mas entrenado o nivel de condición física posea, ya que su organismo estará mas adaptado y trabajará de forma más eficiente identificando el aumento de la temperatura y activando la termorregulación mucho antes, expulsando calor del organismo a través de la sudoración.
Este mecanismo de termorregulación es fundamental a la hora de proteger nuestro organismo, y es por todo ello, por lo que la hidratación antes, durante y después de la práctica deportiva es tan importante.
La consecuencia más positiva que tiene para el deportista la ingestión de líquidos durante los ejercicios de larga duración (mayor de 30 minutos), es que favorece su rendimiento debido a:
Sin una buena hidratación (no excesiva), la práctica de actividad física o ejercicio se hace más difícil a medida que disminuye el volumen sanguíneo, aumenta la temperatura, y los productos de desecho (electrolitos, ácido láctico, etc.) producidos por la oxidación de los sustratos energéticos se van acumulando. Por lo que nuestro organismo deberá esforzarse mucho más para rendir al mismo nivel.
Para regular este desequilibrio fisiológico nuestro cuerpo tiene un mecanismo que es la sed.
Estudios han constatado que existe un incremento en la fatiga y pérdida de memoria cuando se sufre una deshidratación moderada (±2,8% de pérdida de peso).
EFECTOS DE LA DESHIDRATACIÓN EN FUNCION DEL % DE PESO PERDIDO | |
1% | Sed |
2% | Mucha sed.
Disminución de la capacidad de termorregulación. Pérdida de apetito. |
3% | Cansancio o fatiga.
Disminución del volumen sanguíneo. Disminución de la fuerza muscular. Reducción de la excreción renal, mareos, calambres, tirones… |
4% | Náuseas.
Descenso del rendimiento mayor del 30%. Mayor riesgo de lesión. |
5% | Dificultad para concentración.
Dolor de cabeza. Hormigueo en las extremidades. |
7% | Golpe de calor.
Agotamiento. |
La cantidad de ingesta de agua diaria recomendada tanto si realizamos práctica deportiva o no, la exponemos en la siguiente pirámide de la hidratación.
Pero una vez más, como en todo, los excesos tampoco son buenos, y abusar del consumo de agua excesivo (hiponatremia) conlleva consecuencias como nauseas, desorientación, dolor de cabeza, fatiga, y en casos extremos hasta podría causarnos la muerte, ya que al ingerir mas agua de la que eliminamos (ya sea por sudoración o por la orina), se produce un descenso súbito de los niveles de sodio y el equilibrio sodio-potasio (el cual es muy importante en funciones como la contracción muscular) se ve alterado, el volumen sanguíneo aumentando el gasto cardiaco (Q).
Por ello, no te tomes tan al pie de la letra lo de “bebe 2 litros de agua diarios”, ya que en ocasiones, problemas como la retención de liquido junto con el aumento desproporcionado de consumo de agua, puede desestabilizar nuestro organismo. Ten en cuenta que nuestro cuerpo también obtiene líquidos de los alimentos como las frutas y las verduras.
Lo fundamental, es mantenerte hidratado, estar atentos a las señales que nuestro cuerpo nos facilita como la sensación de sed, sudoración etc.
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